
La educación en Argentina está en debate otra vez. Ya sea por los pobres resultados que muestra nuestro sistema educativo, o bien por propuestas que no han funcionado, la gestión de la educación llama la atención de jóvenes y mayores por igual, sabiendo que necesariamente deberá ser una materia a revisar por cualquier fuerza que logre vencer en la contienda presidencial del próximo 22 de octubre. Por eso, quiero compartir algunas reflexiones sobre la situación de la educación en nuestro país y las posibles soluciones que podemos implementar.
La alfabetización es un derecho humano fundamental y una condición indispensable para el desarrollo social, económico y cultural de las personas y las naciones. Esta afirmación no se trata de una vaga generalidad. Hay una estrecha relación entre la inversión en investigación y el desarrollo que alcanzan los países más prósperos. Esto les permite estar a la vanguardia del entramado productivo global, siendo la alfabetización completa un paso indispensable. Sin embargo, en Argentina este derecho está lejos de ser garantizado para todos los ciudadanos, especialmente a los sectores más vulnerables de la sociedad.
Según el último informe del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA), Argentina se ubica entre los países con peor desempeño en lectura, matemática y ciencias, con un 51% de los estudiantes que no alcanzan el nivel mínimo de competencia en lectura. Esto significa que más de la mitad de nuestros jóvenes no comprenden lo que leen ni pueden usar la información escrita para resolver problemas cotidianos. Estos números se hacen más trágicos si nos hacemos eco de lo que dice la Organización de la Sociedad Civil, Argentinos por la Educación, que destaca que sólo 13 de cada 100 chicos termina la secundaria con los conocimientos esperados.
Estos datos evidencian que la educación de nuestro país está atravesada por una profunda crisis que requiere de medidas urgentes y efectivas para revertir el deterioro de la calidad y la equidad educativa. Sin embargo, frente a este desafío, algunos sectores políticos e ideológicos proponen soluciones simplistas y peligrosas que atentan contra el derecho a la educación y el rol del Estado como garante del mismo.

Me refiero a la propuesta de aquellos que buscan privatizar la educación y someterla a las leyes del mercado, simplificando el debate y llevándolo a un plano ideológico que no necesita tener: el problema no es la gestión privada o estatal, sino de voluntad política. Estos sectores sostienen que la educación es un bien de consumo que debe ser gestionado por la oferta y la demanda, sin intervención estatal ni regulación pública.
Esta propuesta es contraria a los principios de la educación pública, gratuita y obligatoria que consagra nuestra Constitución Nacional y nuestra Ley de Educación Nacional. Además, es una propuesta que ignora las evidencias empíricas que demuestran que la privatización de la educación no mejora los resultados académicos ni reduce las brechas educativas. Por el contrario, genera mayor segregación, exclusión y desigualdad entre los estudiantes al favorecer a los más privilegiados y abandonar a los más necesitados.
Frente a esta propuesta, creemos que la educación tiene que ser una herramienta fundamental para el desarrollo humano integral, la construcción de ciudadanía y la consolidación de la democracia. Por tal motivo, defendemos el rol del Estado como responsable de garantizar una educación de calidad para todos los argentinos, sin distinción de origen, condición o situación.
Para ello, proponemos una agenda basada en el fortalecimiento del sistema educativo con políticas públicas que apunten a mejorar la gestión, la infraestructura, la formación docente, la evaluación, la innovación y la inclusión educativa. Asimismo, proponemos una agenda basada en el diálogo social y el consenso político entre todos los actores involucrados en la educación: el gobierno nacional, las provincias, los municipios, los sindicatos docentes, las organizaciones sociales, las familias y los estudiantes.

Para inspirarnos en esta agenda educativa, podemos mirar el ejemplo exitoso del estado de Ceará y la ciudad de Sobral, en Brasil. Estas regiones lograron una revolución educativa en las últimas dos décadas, pasando de bajos niveles de alfabetización a niveles de calidad educativa comparables con los países más desarrollados. ¿Cómo lo hicieron? A partir de una firme voluntad política y de un conjunto de reformas educativas integrales que se enfocaron en los siguientes aspectos:
- La priorización de la alfabetización como objetivo estratégico y la implementación de un programa intensivo y sistemático de alfabetización en los primeros años de escolaridad, con apoyo pedagógico y seguimiento continuo a los docentes y los estudiantes.
- La creación de un sistema de evaluación externa e interna que permitió monitorear el progreso de los estudiantes, las escuelas y las redes educativas, así como establecer metas y planes de mejora para cada nivel y modalidad educativa.
- La definición de un currículo básico común que garantice la coherencia y la articulación entre los distintos niveles y modalidades educativas que también incorporó contenidos relevantes y significativos para el desarrollo integral de los estudiantes.
- La asignación de recursos financieros según criterios de equidad y eficiencia, con incentivos para las escuelas y las redes educativas que lograron mejorar sus resultados educativos. Además, otorgar apoyo técnico y financiero para las que presentaron mayores dificultades.
- La promoción de una cultura de colaboración y corresponsabilidad entre los distintos actores educativos con mecanismos de participación, consulta y rendición de cuentas que fortalecieron el compromiso social con la educación.
Estas reformas educativas permitieron que el estado de Ceará y el municipio de Sobral alcanzaran resultados sorprendentes en materia de alfabetización. Según el último informe del Banco Mundial, el 98% de los estudiantes de Ceará y el 100% de los estudiantes de Sobral alcanzaron el nivel mínimo de competencia en lectura en el año 2019. Además, estas regiones lograron reducir significativamente las brechas educativas entre los distintos grupos sociales, económicos y geográficos.
Los casos de Ceará y Sobral nos muestran que es posible mejorar la calidad y la equidad educativa en contextos adversos si se cuenta con voluntad política e incentivos alineados para lograr una mejora efectiva. Nos muestra también que no hay recetas mágicas ni soluciones únicas para enfrentar los desafíos educativos, sino que se requiere de un enfoque integral, contextualizado y participativo que involucre a todos los sectores de la sociedad. Este es el modelo que buscamos implementar y fue la base angular para nuestras propuestas en materia de educación en la Ciudad, como bien lo expresa Martín Lousteau en este video.
Queda todo por hacer en el camino que debemos seguir para transformar la educación en nuestro país. El primer paso es el debate. Hacia allá vamos.
*Hernán Rossi es Secretario General de la Honorable Convención de la Unión Cívica Radical, presidente del Instituto Lebensohn y Jefe de Gabinete del Ministerio de Desarrollo Económico y producción de la Ciudad.